domingo, 25 de febrero de 2018

El Bridante y el Lord


El Bridante y el Lord



El paso de las lunas es lo único que me ayuda a saber cuanto tiempo paso desde que abandone la aldea que antes era mi hogar y en la cual, están los recuerdos de perdida que evitan mi retorno. Ante una tumba jure no volver hasta completar mi venganza y un juramento roto, es símbolo de mi fracaso. Con esta luna puedo contar dos años y siete meses desde mi partida con mi única compañia permanente que es mi amargura la cual va de la mano con mis eternas pesadillas donde noche tras noche recuerdo a Oriana despedirse de todos y como luego apareció moribunda seguida de esa horda infernal...  Después de esa escena todo parece gris para mi: La batalla, los gritos, la sangre, el ir y venir de hombre, caballos y criaturas, todo palidecía y se sentía lejano comparado con ver al amanecer el cuerpo sin vida de quien tanto ame.


Aun despierto temblando, no solo por el recuerdo de la batalla, sino el volver a sentir el cuerpo sin vida de Oriana, tan frío, tan... Solo pensar en ese dia me hace temblar aun teniendo esta hoguer calentandome pero aun así...


**Un terrible estruendo saca al Bridante de sus pensamientos, no puede ver lo que estaba pasando pero con solo escuchar, sabia de que se trataba, una batalla entre el bosque en el cual se encontraba el Bridante y la pequeña ciudad amurallada de "Dorohead" que era el símbolo del orden en esa región


El Bridante no lo piensa, toma su arco, carjac, espada y dagas antes de montarse en su caballo y presenciar lo que ocurría con exactitud, al salir del bosque encontró el escenario quedando sorprendido (y algo decepcionado) al ver solo hombres enfrentándose, no había goblins, trasgos... Pero si había hombres valientes enfrentándose a un enemigo preparado con artillería y bolas de fuego para saquear esta ciudad, la cual poseía información que desesperadamente había buscado por tanto tiempo, no podía dejar que esa información se perdiera con la caída  de sa gente. Veía el campo de batalla mientras pensaba que hacer, los hombres mataban y morían en el campo, en los flancos lanzas y jinetes chocaban continuamente, pero, en la retaguardia enemiga había arqueros posicionándose para proteger a la artillería y eliminar a la caballería que "Dorohead" desplegaba contra los mismos. Ahí pensó el Bridante: "Ahí es donde debo ir, los invasores solo tienen arqueros, ingenieros y unos cuantos guardias protegiendo el campamento, si logro usar alguna de las bolas de fuego contra los arqueros o las catapultas contra su infantería, podría confundir a el enemigo y así voltear la situación".


Mientras más cerca estaba del campo de batalla, más nítido era el sonido del enfrentamiento, acercó chocando contra acero, escudos romperse, alaridos que señalaban un golpe certero el cual cegaba una vida, todo mientras se acercaba a un flanco del campamento enemigo. Ya cerca veía la falta de estacas y la inexistencia de tiendas insuficientes para tantos hombres, por lo que debió ser un ataque repentino a la ciudad, cerca de la entrada del campamento, ve a un hombre de mediana edad armado con lanza y escudo, muy tarde se dio cuenta de la llegada del jinete, pierde la cabeza antes de dar la alarma a sus compañeros.


Dentro del campamento el Bridante noto que estos hombres no solo tenían artillería y animales en su poder sino hombres encerrados en improvisadas jaulas las cuales eran custodiadas por unos cuantos hombres armados con espadas y mazos. En sus vestimentas ligeras notaba la falta de coraza en la obscuridad, como un espectro bañado en la oscuridad que las pocas tiendas montadas le brindaban, antes de que nadie lo viera ya estaba cerca de las jaulas, uno de los prisioneros lo ve y lo primero que hace es sonreír es sonreir al entender que su suerte había cambiado. Pronto los prisioneros formaron una pelea para distraer a los guardias y fue esa la oportunidad para el Bridante, En ese instante, saliendo de su escondite con arco y flecha en manos, cegó la vida de dos guardias antes de que entendieran que pasaba, un tercero sólo tuvo tiempo de dar la alarma antes de que una flecha alcanzará su cuello. En ese momento ya quedaban 9 hombres los cuales no sabían que hacer ¿De dónde salió este hombre? ¿Cuantos mas estaban ya dentro del campamento? Estas y otras preguntas rondaban en la mente de esos hombres mientras el Bridante soltaba el arco y desenvainó dos dagas el tiempo que se dirigía a los guardias.


-¿Que esperan? ¡Maten a ese desgraciado!- Ordenaba el capitán de esos hombres mientras al tiempo que desenvainaba su espada.


En el momento que comenzó la refriega ya estaba marcada la diferencia entre el Bridante y esta gente, no estaban adiestrados, no sabían qué hacer contra un hombre sin miedo, no eran guerreros, solo hombres armados contratados y posiblemente obligados a combatir estas guerras. Lo cual hizo que dos de ellos cometieran el error de acercarse demasiado al joven guerrero armado con dagas... Fueron pasto de lombrices antes de poder hacer algo, un tercero se adelante y con su espada logra detener su determinado alcance, bloqueando los mortales golpes de esas dagas usando más un viejo escudo que su espada, pensando tontamente que así lo frenaria solo se fijaba en poner el escudo al frente hasta que sintió un hielo mortal en el costado, siendo víctima no solo de la juventud y tenacidad del Bridante, sino de su ya alta experiencia en el arte de matar. Un cuarto y gran hombre se adelanta blandiendo una descomunal hacha de guerra junto a un lancero decididos a vengar a sus compañeros caídos, "Esto será un problema" pensó el Bridante, hasta que vio los ojos de los prisioneros,  no eran ovejas asustadas que presenciaban algo horrible, sino lobos enjaulados esperando ser liberados, esa era su única salida. Corre hacia el gran hombre olvidando al lancero y usando todo su peso choca con el para enviarlo en dirección a una de las jaulas, la cual no se rompe pero si se quiebra un poco y deja en merced de los prisioneros al gigante, cuando el lancero decide avanzar algo lo frena, las manos de múltiples hombres lo están sosteniendo y uno alcanza el cuchillo que en su cinto estaba, con el mismo comienza a apuñalarlo y con esto, muchos tratan de alcanzar las armas que en el suelo se encontraban ya para unirse a la batalla.


Antes de que los guardias sobrevivientes lograran algo contra los prisioneros que querían alcanzar las armas, varios estaban ya en la cima de sus jaulas gritando antes de lanzarse sobre sus captores y de esa forma incitar a sus compañeros, el Bridante decidió dejar que ellos terminaran lo que empezó, volviendo así una pelea en total desventaja en un masacre para los invasores. Ni aunque muchos estuvieran desarmados o que otros hombres llegarán a reforzar a sus compañeros pudieron detener el avance de los hombres que clamaban libertad y venganza. Antes de que la pequeña masacre se extendiera por todo el campamento un hombre alto de detiene al lado del Bridante y alza la voz.


-Hombres de Dorohead, ¡Tomen armas y fórmense!- Y los que pudieron tomaron armas antes de alinearse hasta formar tres pelotones de hombres mugrientos y feroces- Chico seas quien seas, te debo la vida y la de mis hombres- Le dice el hombre alto al Bridante.


-Pues si quieres mas de mi ayuda podria darte una idea para salvar tu ciudad- Dice con algo de duda el joven Bridante.

-Adelante, habla-.

-Debería enviar dos grupos de sus hombres para tomar esas catapultas y usarla contra la infantería mientras otra se encarga de acabar con esos arqueros- Suelta sin pensar.

-¡Ya oyeron al chico! ¡Pelotones 5 y 6 a por las catapultas!- Gritaba al tiempo que dos de esos pelotones corrían en dirección a las catapultas-¡Soyer lleva a 10 hombres contigo y libera al resto de nuestros camaradas!- Le decía a un hombre con cicatrices en el rostro-¡El 4 pelotón conmigo contra esos hijos de malamadre que están atentando contra nuestros hombres! Chico tu iras conmigo-.

-¡Sí señor!- Dijo sin pensar el joven mientras se unía al tropel de hombres buscando sangre.

-Lord, soy Lord Polaris de Dorohead- Contestó el hombre alto mientras sus hombres abrían paso hacia los arqueros entre la infantería que aun seguía en pie.


Y así, entre la batalla del campamento que pronto se extendió por todo el campamento cuando el resto de hombres fueron libres, los hombres de Lord Polaris y el joven guerrero se abrieron paso sangriento hacia la línea de arqueros que los recibió impotentes ya que los que fueron enviados por sus dardos jamás regresaron. Antes de que la batalla en entre arqueros y guerreros terminara, las catapultas soltaron escupitajos de fuego que cayeron entre las líneas enemigas las cuales no tuvieron tiempo de reorganizarse antes de que los jinetes cambiaran su curso y cayera sobre unas desorganizadas líneas enemigas. Con esto la batalla ya estaba más que decidida y al finalizar el combate en el campamento, hombre y chico miraban el mismo campo de batalla pensando cosas muy diferentes. La ciudad estaba a salvo, el enemigo estaba vencido y el amanecer estaba próximo pero... ¿Con que fin paso esto? Pensaba mientras escuchaba los vitoreos de los hombres a su alrededor por la victoria mas que asegurada y al voltear para ver a ese hombre que tanta influencia tenia en esos hombres no pudo evitar pensar ¿Quien sera este "Lord"?. Ya pronto lo sabrá y entendería que su camino y su misión se torcerian un poco a partir de esa noche.



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