domingo, 13 de octubre de 2019

La estatua




La estatua



Al amanecer se dirigía a la entrada del pueblo
y esperaba el regreso del héroe
pero nadie aparecio
al atardecer  le dijo a su niño "seguro volverá mañana"
y volvió a casa con su hijo en brazos 
esperando que volviera mañana... Pero el nunca regreso.


Estaba inscrito en la entrada del pueblo al que hoy llegaba, aunque no sabia de cual héroe hablaba esa mujer, si la conocía a ella por los relatos. Mucho tiempo atrás hubo una guerra que arraso con este país y el precio fue tan alto, que todos los pueblos pagaron con hombres el orgullo y la vanidad de sus señores, ni mi pueblo ni este fueron la excepción, yo era poco mas que un niño, pero la espada jamas vio edades y mientras los niños ricos eran enviados a las escuelas de instrucción militar, jóvenes como yo y el héroe desconocido eramos arrojados a la batalla sin ninguna piedad, aunque nuestra instrucción era precaria, los oficiales nos enviaban a misiones imposibles, bañados en lluvias de flechas y corriendo hacia muros de escudos y lanzas que se llevaron a muchos de esos niños con los que semanas atrás, jugaba ajeno a los pesares que este mundo nos daría.

Agradecimientos especiales a Brenda Benavides
por prestar su silueta para esta foto


Llegar a este pueblo me hace volver a esos días no se porque, aquí como en los demás pueblos, la vida sigue: Los campos son arados, lo niños se vuelven hombres, las madres consiguen nuevos amores y las en las fachadas se marca la partida sin retorno de cada padre, hijo, amigo y enemigo que partieron a la guerra, como en muchos pueblos, la mayoría jamas volvió pero en este se sentía algo diferente y era por ese grabado en piedra y esa pequeña estatua de una mujer sentada sobre la roca cuya mirada no iba hacia las personas, estaba clavada mirando hacia el horizonte como si algo esperara. La forma de esta estatua me hipnotiza por un momento, hay algo en su forma que destaca sobre otras figuras que había visto, tan real y viva que por un instante sentí que me comenzó a ver fijamente, que detallaba mi rostro entre las personas que pasaban por el umbral que ahora daba entrada al pueblo que antaño fue mas pequeño, miraba a través de mis ojos y corazón hasta que sentía el como la mirada se desviaba a la espada que colgaba de mi cadera y es entonces que sentí volverme piedra, mi cuerpo dejo de ser mio por un instante... Y luego volví a ser propietario de él, como si hubiera sido desechado, solo quise caminar lejos de esa estatua. Mi mente pedía respuestas, mi cuerpo un descanso y mi garganta... Una cerveza.

En busca de respuestas y calmar mi sed, encontré un bar de nombre curioso y con asientos para al fin darle descanso a mis pies, aunque ya una fría calmaba mi sed, mi cuerpo y mi mente no se quedaban tranquilos por la experiencia tan pesada ¿Que era esa estatua? ¿Que quería de mi? mis pensamientos seguían divagando sobre aquel suceso que no me di cuenta cuando dos hombres se sentaron justo frente a mi. Uno de esos hombres toca mi brazo y pregunta "¿Estas bien?" por un momento no se que responder y el otro sujeto, que se veía mayor, de barba gris y ojos hundidos me dice "Sabemos lo que te paso, Muriel se fijo en ti, descuida no te pasara nada" no logro entender nada, ¿Quien es Muriel? ¿La estatua? antes de bombardear al hombre, levanta la mano y me dice "Déjame contarte una historia" y así da inicio a su relato mientras otra ronda llega a mi mesa.

"Antes de que la gran guerra arrasara con nuestros campos y nuestras aldeas, aquí había una joven pareja, Dorian el hijo de mi antiguo camarada, un chico valiente, de buen corazón, lleno de energía y admirado por sus contemporáneos y Muriel, la mujer mas bella que muchos hemos visto, amable y solo tuvo ojos para Dorian desde muy chicos, el amor joven y desenfrenado siempre da bodas he hijos sanos de fruto, ellos no fueron la excepción, eran vistos como la prueba del amor en las personas. Cuando la gran guerra estallo hombres y jóvenes de todos los pueblos fueron llamados a las armas, entre ellos, Dorian, el cual no solo acepto su destino con valentía he insto a muchos otros jóvenes para ir a la batalla y defender a sus seres queridos, como siempre, consiguió calmar a sus compañeros. Llego el día de partir y como muchos, yo estuve entre los escogidos para ir al campo de batalla con la promesa que en dos años podríamos volver a nuestros hogares con el pecho en alto y los bolsillos llenos, muchas despedidas, padres despidiendo a sus hijos, hijos abrazando a sus padres temerosos de que lo peor pueda pasar, esposas, madres, hijas y hermanas lloran en los hombros de sus seres queridos y ahí estaban ellos, sobre esa roca mirándose a los ojos, ajenos a todo el mundo, ella con lagrimas en sus ojos y el jurando volver antes los dioses, que lo esperara en esta piedra dentro de dos años cuando los hombres volviéramos de la guerra, un apasionado beso y un eterno abrazo fueron el sin ellos saber, ultimo gesto que tendrían antes de que el valiente joven se uniera a la marcha de soldados que ciegos iban ante su destino."

"El tiempo paso y las batallas fueron mas duras de lo que cualquiera pensó, con cada batalla enterrábamos a nuestros amigos, dándoles por sepulcro un hueco en la tierra y una cruz sin nombre... Pero el joven Dorian aun en la adversidad mostró ser una caja de sorpresas, su arrojo en la batalla y su sorprendente entendimiento de la misma le dio un nombre y un rango entre los hombres de infantería, ya no solo los hombres de nuestro poblado lo seguía sino muchos otros, los entrenaba con la espada y les daba consejos que salvaron la vida de muchos en mas de una ocasión. Un día uno de los generales llego al campamento después de la batalla y le pidió hincar la rodilla y recibir un nombre como caballero junto a su blasón dejándole como marca "La mangosta negra" su arrojo contra "los señores de las serpientes" los hombres celebraron, el joven chico se volvió hombre por el campo de batalla, pensamos que las cosas irían mejor de ahora en adelante... Fuimos unos ilusos pensando que seria así."





"Ya solo quedaban unos meses para poder volver a casa, la emoción se sentía en el aire, los hombres sabían que las semanas volarían después de esto, quedaba una gran batalla para darle descanso a nuestro ejercito y dejarle el paso a los nobles y sus tropas pesadas. Dorian como siempre adiestraba a los jóvenes, cuando por fin no llaman a las armas, vemos el monstruo que teníamos como enemigo superándonos tres a uno, teniendo hombres de piel oscura que superaban en tamaño y fuerza a los nuestros y gente de rostro cubiertos por velos negros veloces y mortales... La muerte estaba a nuestro alrededor, los nuestros caían como moscas ante este enemigo traído del mismo infierno. Los oficiales caían ya sea ante las espadas de sus enemigos o ante su propio miedo, en ese momento muchos volteamos hacia Dorian, quien mira de nosotros al enemigo y sin pensar dice "Hay que retirarnos" ordena a los hombres que se preparen y cuando la pensamos que podríamos escapar, los hombres enemigos rompen la linea frontal y una carnicería rompe nuestro plan inicial, las masas y hachas vuelan de aquí ha allá rompiendo cráneos y separando miembros, todo parecía perdido, hasta que... La mangosta negra ordena a lo que queda de la caballería que cargue nuevamente pero ahora bajo su mando directo, irrumpiendo en el campo de batalla los jinetes derriban hombres y cortan cuellos sin miramientos, voltea y ordena a todo el que pueda unirse a la retirada y carga con todas sus fuerzas contra el enemigo, siendo esta la ultima vez que lo vimos vivo."



"La batalla termino, sin ganador hoy y costoso para ambos bandos, los hombres deambulan buscando sobrevivientes, los médicos viendo quienes tienen salvación y nosotros como muchos buscábamos a nuestros amigos entre los muertos o los moribundos cuando en la cima de una colina, vemos lo que quedo de nuestro estandarte, nuestra caballería... Y nuestro Dorian. Tras ellos vemos un camino de muerte y entre los caídos enemigos hubo mas de un oficial, de nuestra caballería solo quedo el recuerdo y encontramos a nuestro señor en una roca lleno de heridas y sin espada, lo único que pudimos hacer fue lamentarnos y llevarnos a los que pudimos aparte de nuestro joven héroe. Lo que semanas atrás seria una marcha llena de alegría se transformo en un paso fúnebre hacia nuestros hogares, muchos habían caído en ese valle maldito a causa de la vanidad de nuestros generales. Al llegar al umbral del pueblo solo pudimos ver las caras de dolor de tantas familias que sabían sin decirles, que eramos todo lo que iba a llegar. Fui yo quien se acerco a Muriel que le daba la mano a su hijo, trate de decirle lo que ya era evidente, pero no me quiso escuchar. Su mirada perdió la luz y se sumió en una bruma de la que nunca saldría."


"Desde ese dia ella se despertaba cada mañana, daba de comer a su hijo y se iba a la roca donde pactaron para esperar a su amado, al atardecer, simplemente se iba diciéndole a todos que seguro llegará mañana y así pasaron los años, su hijo fue tomado por su hermana y a ella se le trato de ayudar pero siempre, volvía a su sitio de encuentro. Un día, una tormenta eléctrica como nunca habíamos visto llego a estos territorios y mientras todos se mantenían en casa huyendo de los rayos que conectaban, una enloquecida Muriel seguía en pie sobre la piedra como si nada, tratamos de llegar a ella pero... Los rayos impactaban tan cerca de ella, que fue imposible. No sabemos realmente que paso durante esa tormenta, pero a la mañana siguiente lo que quedo fue esa estatua, era la viva imagen de ella, ese rostro sereno, su cabello desordenado como solía llevarlo y de ella salia una energía como si la misma Muriel estuviera observándonos. A partir de ese día la estatua de Muriel vigila la antigua entrada de nuestro pueblo... El tiempo pasa pero no solo, los pueblos crecen, los niños se hacen hombres, se construyen nuevas casas y los viajeros llegan, cada cierto tiempo los viajeros como tu, son escudriñados por los ojos pedregosos de Muriel, buscando en ti, el posible regreso de su amado y eso mi amigo, es lo que te paso hoy".

El hombre termina la historia tomando un trago, me mira a los ojos y me dice "Puedes estar tranquilo ahora, nada va a pasarte, solo disfruta la noche"... No pude dejarlo asi, al terminar mi trago tuve que ir a verla nuevamente, poder ver de cerca la estatua de esa leyenda que penetro en mi mente y escudriño en mi buscando a su amante perdido. necesitaba verla de nuevo. La noche estaba bañada por el brillo de la luna, las personas iban y venían indiferentes al andar de un joven mercenario con su camino ya decidido, cerca recogí unas hortensias y al llegar frente a ella pude sentirlo, esa mujer seguía en espíritu en esta pequeña estatua, mujer que en antaño fue joven y hermosa, de dejo llevar por la locura de perder al amor de su vida, amor tan puro, tan destructivo y al mismo tiempo tan medicinal, solo pude inclinarme para dejar las flores al pie de ella y desearle suerte, que algún día sus espíritus se reencuentren en la eternidad y que me perdonara... Ya que fui yo, quien le arrebato al hombre que tanto amo y la misma espada que esta en mi cinto, fue la que termino el trabajo que otros comenzaron ese día.



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