miércoles, 18 de enero de 2023

Regreso a casa

 Regreso a casa

Cuando tenía dieciocho años opté por irme de casa, no le dije a nadie en ningún momento sobre mi plan de escapar de la ciudad y en ese momento tampoco le vi necesidad, solo quería huir de esa ciudad sin futuro para mí. Esperé al Festival de la Luna. Mientras todos estaban ocupados con sus bailes y viendo las mismas obras de teatro, yo tomé mis maletas, mi vieja guitarra y el poco dinero que pude ahorrar en este pueblo. Cuando estaba terminando de meter todo en mi viejo Fiat, Cazzy apareció y me confrontó con una inmensa tristeza en los ojos, como quien ya sabe lo que le dirán.

“¿A dónde vas, Thomas?” No me miraba a mí, sino a las maletas.

“A donde sea” Le dije mientras cerraba el maletero “sabes que no puedo seguir aquí más tiempo”.

“Pero… Creí que…”

“Tú y yo no vamos a ningún lado Cazzy, lo sabes. Este pueblo está estancado y yo no planeo seguir aquí ni un día más” la interrumpí “lo siento pero… Es lo mejor para los dos”.



No hubo respuesta por parte de ella, solo sollozos. Sin nada más que decir subí al auto y arranqué. No miré atrás en ningún momento. Abandoné el pueblo y pasaron unos largos 8 años sin siquiera pensar en la vida que dejé atrás. Todo fue así hasta que una madrugada me llegó un mensaje al teléfono desde un número desconocido que decía “Thomas, sé que no extrañas a tu antigua vida, ni a la familia que dejaste atrás, pero me pareció justo decirte que papá tuvo un infarto hace dos días y… no sobrevivió. Si quieres venir a su entierro eres bienvenido. Att: Hanna, la que solía ser tu hermana”.


Solo tuve que leer el mensaje una vez para que la sensación de embriaguez abandonara mi cuerpo y que el hielo subiera de mis pies a todo mi ser. El calor me abandonó a una velocidad que jamás creí posible y mis dedos temblaron. Trataba de responder pero siempre terminaba borrando lo que le escribía. Creo que leyó mi mente porque me envió la dirección de casa al darse cuenta de que no era capaz de responderle. No había amanecido cuando ya estaba saliendo en mi auto por la carretera que más rápido me llevaría a ese pueblo que tantos años tenía sin visitar.

El camino a casa iba acompañado de fantasmas que atacaban como recuerdos de una vida que ya parece ajena. Cuando pasé los viejos robles que están a varios kilómetros del pueblo recordé los dias cuando mis amigos y yo escapábamos de la escuela y pasábamos la tarde ahí comiendo moras de los arbustos que antes poblaban esta zona… Ahora solo hay viejos árboles moribundos y matorrales secos.

Al pasar por la vieja tienda de Hook recordé mi primer beso con Cazzy, lo colorido que era el lugar y lo bonita que se veía ella con ese peculiar conjunto me golpeó en la cabeza al pasar por ahí…

“Ahora dime… ¿Por qué hablas tanto durante las clases y estando conmigo estás tan callado y nervioso?” preguntaba ella mientras sonreía.

“Es que… No creí que fueras a decirme que sí para esta cita” Le dije mientras mis manos tocaban las de ella de forma temblorosa.

“Tranquilo” respondió a mi nerviosa caricia con su mano “no podía decirle que no al chico que me pone cartas en los cuadernos creyendo que no me doy cuenta”

“Pero…” Comencé a decir.

“Mejor no lo niegues, porque dejarías de gustarme” y sin saber realmente quién hizo el primer movimiento, terminamos besándonos y derramando el café sobre la mesa.

94c429b558416da7aef3912a05fae052.jpg

Cuando pasé por mi antigua escuela recordé todas las veces que me escapé por la ventana del club de teatro y noté lo mucho que han alterado esta escuela. En definitiva ya no pueden escaparse por ahí. Veo personas por la ventana de mi auto y puedo reconocer muchos rostros ya marcados por los años que han pasado desde que hui de aquí. La banca que siempre usaban los señores Varza a esta hora ahora es el sitio de reunión para los típicos vagos y, por lo que veo, los Varza jamás volvieron a esta banca; creo que sé por qué. Al llegar a mi destino puedo ver muchos autos estacionados y veo a la gente caminar hacia la casa que antes llamaba hogar y pierdo el aliento, viendo como Cazzy camina con un vestido negro, de la mano de un sujeto que no logro reconocer y con una mini versión de ella corriendo a su alrededor… No sé porque ver esa escena me rompe un poco el corazón.

Las personas entran a casa con su ropa negra y su mejor cara de luto. Papá siempre fue apreciado por los vecinos y todo quien lo conociera diría que fue una de las mejores personas en el pueblo. Dos niños se persiguen en la entrada de la casa, eso me recuerda a cuando Hanna y yo éramos de ese tamaño y hacíamos exactamente lo mismo, luego llegaba papá y en lugar de detener el juego se unía y nos perseguía por toda la casa… Esos recuerdos parecen ser de otra persona y pertenecer a un tiempo mucho más lejano de lo que en verdad es. Logro reconocer muchos rostros. Aunque los años pasen y las personas crezcan, hay quienes pueden ser reconocidos sin importar cuánto pase. Entre todas las personas que hay puedo ver a la mujer castaña con mi mirada perdida que solía ser mi hermana. Mi mano tiembla mientras abro la puerta del auto y me bajo. El hijo pródigo hoy regresa a casa… Pero creo que demasiado tarde.

Entrada mas vista del mes

La Bridante y el Bosque

"Siempre anhele sentir la bruma en mi piel desnuda" Solía decir ella mientras observábamos como la misma envolvía el lejan...