miércoles, 2 de febrero de 2022

Camino equivocado.

 

Camino Equivocado.


"No todos los viajes terminan bien", eso es algo que me dijeron cuando era pequeño y nunca le presté atención… Ahora lo recuerdo y nunca podré darle la razón a ese señor de la tienda, ya que esta aventura nos salió mas cara de lo que pensé, de lo que cualquiera de nosotros hubiera pensado. Mis piernas tiemblan, ya no pueden andar más y no las culpo; hicieron más de lo que pensé que fuera posible para una persona normal… La sed y el hambre no dejan que piense con claridad ya, mi cuerpo me pesa al punto de que ya nada me importa y cualquier sitio sería bueno para tumbarme y morir para poder descansar como los demás. Escuchar los movimientos de esos malditos hombres, me encontraron de nuevo, creo que esto es todo para mí… Ahora es cuando me pregunto ¿Cómo terminamos de esta manera?

 

 

Todo comenzó con el plan de hacer nuestro último viaje antes de que todos nos separáramos, ya que pronto comenzaríamos la universidad y más de uno dejaría la ciudad, otros abandonarían el estado y Martin había optado por ser oficial del ejército. Ninguno lo decía en voz alta pero todos sabíamos que quizá esta sería la última semana en la que estaríamos todos juntos, por lo que decidimos irnos a una última aventura, un último recuerdo antes de que nuestra vida cambiara; ahora que lo pienso siento que hubiera sido mejor haberle hecho caso y Ronny y a Diana y quedarnos en el festival en lugar de ir más lejos. En nuestro segundo día de viaje, nos dijeron que más allá de los caminos normales, había un pueblo que por estas fechas encendía una cruz. La cruz de Todos los Santos le llamaban, que aquellos que dejaran una vela en su base podrían pedir un deseo que se podría cumplir si cumplíamos con los ritos que pedían… En ese momento parecía buena idea hacerle caso al viejo hombre de barba y mirada perdida en el tiempo que nos contó cómo fue y su deseo se cumplió.

 

“Las velas son una ofrenda a los antiguos señores de estas montañas y si cumples con sus ritos, tu mayor deseo se hará realidad” nos dijo, con eso ya nos había convencido a todos “solo les aconsejo que cuando lleguen a la próxima intersección, tomen el camino nuevo, es más largo pero… Es mas recomendable para ustedes”

 


En ese entonces no entendimos por qué nos dio esa recomendación, pero con mapa en mano compramos todo lo que nos hacía falta y emprendimos nuestro viaje en los autos. Al llegar a la intersección se podía ver el nacimiento de los dos caminos, pero, el camino nuevo tenía un tronco enorme obstruyendo la vía. Nuestro líder innato, Dario, estaba en modo aventurero y optó porque tomáramos la ruta vieja, ya que era más corta y aunque no hubiera un sitio para dormir en la noche podíamos acampar junto a la carretera… Esa decisión nos condenaría a un fatal destino el cual todavía desconocíamos. Tras varias horas de carretera comenzó a oscurecer, y nosotros decidimos acampar en un pequeño claro a mitad de la carretera para poder descansar y apenas saliera el sol seguir nuestro camino para antes del próximo atardecer llegar a nuestro destino. Las carpas se montaban, el ron no se acababa y la comida a un improvisado fuego se calentaba… Nadie se daba cuenta de lo callada que estaba la noche, más callada de lo normal. Nadie notaba que entre los árboles sombras se movían ni de las ramas rompiéndose ante el paso de seres desconocidos. Cuánto lamento haber aceptado subirme a ese auto esa mañana de lunes.

 


“Yo no voy a estudiar más” comenzó a hablar Luis “Dariana está embarazada y necesitamos comenzar a producir dinero. Mi tío me dio espacio en su taller para comenzar la próxima semana” pobre Luis, él pensaba que su vida en familia comenzaría pronto, si tan solo hubiera sabido…

 

“Es lo mejor para ustedes” intervino Yanella “Yo no quiero irme pero aquí no está la carrera que deseo y ese es mi verdadero…” dejé de escucharla en ese momento, mi prioridad era otra realmente.

 

Hanna, aquella chica de ojos dorados y piel canela que desde primer grado me robó el aliento, iría a la misma universidad que yo dentro de poco y yo estaba más que decidido a que por fin se fijara en mí. Y en este momento, con ron en mi cabeza y su cuerpo junto al mío que se calentaba frente al fuego, pensaba que era el mejor momento para una declaración amorosa antes de que la razón volviera a mi cerebro. Solo me enfocaba en ella y en cómo sus piernas estaban envueltas en las mías, en que sus zapatos se confundían con los míos y de fondo un Marcos caminando hacia la fogata con una cara de felicidad con una bolsa de salchichas inglesas. Todo fue perfecto…. Hasta que una lanza de madera atravesara el pecho de Luis y entre gritos y alaridos las salchichas caían al suelo y nuestra vida se transformaba en una completa historia de terror.

 


 

Antes de darme cuenta, hombres con trajes de tela antigua y armas rudimentarias corrían a nuestro alrededor ensartando y degollando a hombres y mujeres por igual. Dario sacó su pistola de reglamento y comenzó a dispararle a todo lo que veía, Marcos usaba su cuchillo de cocina para atravesar el pecho del hombre que había tacleado en venganza por Luis, Juan era convertido en una diana humana y varias flechas atravesaban su pecho antes de saber qué estaba pasando. Yo solo pensaba en correr, en huir con Hanna a un lugar más seguro. Por un momento pensé que lograríamos escapar, hasta que una lanza en la espalda de la mujer que amaba y el recuerdo de lo lejos que estábamos del pueblo más cercano acabó con mi esperanza. Ella me miró, sabiendo que estaba condenada pero al mismo tiempo esperando que pudiera hacer algo… Yo solo pude correr en la dirección contraria pensando que ojalá la vida hubiera sido un poco menos cruel con este grupo de jóvenes con anhelos y sueños terminados por hombres de la montaña embriagados por las leyendas antiguas.



Agradecimiento especial al amigo Jose Medina por permitirme usar su foto para esta historia.


Los sonidos se hicieron más lejanos. En algún momento dejé de escuchar los disparos de la pistola de Dario y los gritos de mis amigos que a estas alturas ya debían ser cuerpos sollozantes en el suelo o prisioneros para algún ritual pagano hace mucho tiempo olvidado por la civilización. En mi camino encontré el cadáver de Diana, con una lanza en el estómago y una cara triste que solo reflejaba el terror que debía estar tatuado en mi rostro también; uno de sus zapatos había debido perderse en su caída y observándola fue cuando entré en un modo de trance donde duré corriendo por horas como si supiera a dónde ir, atravesando matorrales y huyendo de cada sonido ajeno a mi persona. Fue aquí cuando volví en mí y me di cuenta de que ya no podía seguir corriendo, que mis piernas no daban para más y que mi alma solo pedía descansar. Justo cuando escuché los gritos de aquellos terribles hombres, observé a la distancia una cruz iluminada por focos y un pueblo tan cercano pero al mismo tiempo tan lejano como el sol. En ese momento recordé el motivo de este último viaje y antes de que algo más pasara, observé la cruz, pensé en mis amigos y cerré los ojos deseando que ojalá no le hubiéramos hecho caso a ese viejo hombre con su leyenda de deseos cumplidos y velas de cera.

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