Camino Equivocado.
"No todos los viajes terminan bien", eso es algo
que me dijeron cuando era pequeño y nunca le presté atención… Ahora lo recuerdo
y nunca podré darle la razón a ese señor de la tienda, ya que esta aventura nos
salió mas cara de lo que pensé, de lo que cualquiera de nosotros hubiera
pensado. Mis piernas tiemblan, ya no pueden andar más y no las culpo; hicieron
más de lo que pensé que fuera posible para una persona normal… La sed y el
hambre no dejan que piense con claridad ya, mi cuerpo me pesa al punto de que
ya nada me importa y cualquier sitio sería bueno para tumbarme y morir para
poder descansar como los demás. Escuchar los movimientos de esos malditos
hombres, me encontraron de nuevo, creo que esto es todo para mí… Ahora es
cuando me pregunto ¿Cómo terminamos de esta manera?
Todo comenzó con el plan de hacer nuestro último viaje antes
de que todos nos separáramos, ya que pronto comenzaríamos la universidad y más
de uno dejaría la ciudad, otros abandonarían el estado y Martin había optado
por ser oficial del ejército. Ninguno lo decía en voz alta pero todos sabíamos
que quizá esta sería la última semana en la que estaríamos todos juntos, por lo
que decidimos irnos a una última aventura, un último recuerdo antes de que
nuestra vida cambiara; ahora que lo pienso siento que hubiera sido mejor
haberle hecho caso y Ronny y a Diana y quedarnos en el festival en lugar de ir
más lejos. En nuestro segundo día de viaje, nos dijeron que más allá de los
caminos normales, había un pueblo que por estas fechas encendía una cruz. La
cruz de Todos los Santos le llamaban, que aquellos que dejaran una vela en su
base podrían pedir un deseo que se podría cumplir si cumplíamos con los ritos
que pedían… En ese momento parecía buena idea hacerle caso al viejo hombre de
barba y mirada perdida en el tiempo que nos contó cómo fue y su deseo se
cumplió.
“Las velas son una ofrenda a los antiguos señores de estas
montañas y si cumples con sus ritos, tu mayor deseo se hará realidad” nos dijo,
con eso ya nos había convencido a todos “solo les aconsejo que cuando lleguen a
la próxima intersección, tomen el camino nuevo, es más largo pero… Es mas
recomendable para ustedes”
En ese entonces no entendimos por qué nos dio esa recomendación,
pero con mapa en mano compramos todo lo que nos hacía falta y emprendimos
nuestro viaje en los autos. Al llegar a la intersección se podía ver el
nacimiento de los dos caminos, pero, el camino nuevo tenía un tronco enorme
obstruyendo la vía. Nuestro líder innato, Dario, estaba en modo aventurero y
optó porque tomáramos la ruta vieja, ya que era más corta y aunque no hubiera
un sitio para dormir en la noche podíamos acampar junto a la carretera… Esa
decisión nos condenaría a un fatal destino el cual todavía desconocíamos. Tras
varias horas de carretera comenzó a oscurecer, y nosotros decidimos acampar en
un pequeño claro a mitad de la carretera para poder descansar y apenas saliera
el sol seguir nuestro camino para antes del próximo atardecer llegar a nuestro
destino. Las carpas se montaban, el ron no se acababa y la comida a un
improvisado fuego se calentaba… Nadie se daba cuenta de lo callada que estaba
la noche, más callada de lo normal. Nadie notaba que entre los árboles sombras
se movían ni de las ramas rompiéndose ante el paso de seres desconocidos.
Cuánto lamento haber aceptado subirme a ese auto esa mañana de lunes.
“Yo no voy a estudiar más” comenzó a hablar Luis “Dariana
está embarazada y necesitamos comenzar a producir dinero. Mi tío me dio espacio
en su taller para comenzar la próxima semana” pobre Luis, él pensaba que su
vida en familia comenzaría pronto, si tan solo hubiera sabido…
“Es lo mejor para ustedes” intervino Yanella “Yo no quiero
irme pero aquí no está la carrera que deseo y ese es mi verdadero…” dejé de
escucharla en ese momento, mi prioridad era otra realmente.
Hanna, aquella chica de ojos dorados y piel canela que desde
primer grado me robó el aliento, iría a la misma universidad que yo dentro de
poco y yo estaba más que decidido a que por fin se fijara en mí. Y en este
momento, con ron en mi cabeza y su cuerpo junto al mío que se calentaba frente
al fuego, pensaba que era el mejor momento para una declaración amorosa antes
de que la razón volviera a mi cerebro. Solo me enfocaba en ella y en cómo sus
piernas estaban envueltas en las mías, en que sus zapatos se confundían con los
míos y de fondo un Marcos caminando hacia la fogata con una cara de felicidad
con una bolsa de salchichas inglesas. Todo fue perfecto…. Hasta que una lanza
de madera atravesara el pecho de Luis y entre gritos y alaridos las salchichas
caían al suelo y nuestra vida se transformaba en una completa historia de
terror.
Antes de darme cuenta, hombres con trajes de tela antigua y
armas rudimentarias corrían a nuestro alrededor ensartando y degollando a
hombres y mujeres por igual. Dario sacó su pistola de reglamento y comenzó a
dispararle a todo lo que veía, Marcos usaba su cuchillo de cocina para
atravesar el pecho del hombre que había tacleado en venganza por Luis, Juan era
convertido en una diana humana y varias flechas atravesaban su pecho antes de
saber qué estaba pasando. Yo solo pensaba en correr, en huir con Hanna a un
lugar más seguro. Por un momento pensé que lograríamos escapar, hasta que una
lanza en la espalda de la mujer que amaba y el recuerdo de lo lejos que
estábamos del pueblo más cercano acabó con mi esperanza. Ella me miró, sabiendo
que estaba condenada pero al mismo tiempo esperando que pudiera hacer algo… Yo
solo pude correr en la dirección contraria pensando que ojalá la vida hubiera
sido un poco menos cruel con este grupo de jóvenes con anhelos y sueños
terminados por hombres de la montaña embriagados por las leyendas antiguas.
Agradecimiento especial al amigo Jose Medina por permitirme usar su foto para esta historia.
Los sonidos se hicieron más lejanos. En algún momento dejé
de escuchar los disparos de la pistola de Dario y los gritos de mis amigos que
a estas alturas ya debían ser cuerpos sollozantes en el suelo o prisioneros
para algún ritual pagano hace mucho tiempo olvidado por la civilización. En mi
camino encontré el cadáver de Diana, con una lanza en el estómago y una cara
triste que solo reflejaba el terror que debía estar tatuado en mi rostro
también; uno de sus zapatos había debido perderse en su caída y observándola
fue cuando entré en un modo de trance donde duré corriendo por horas como si
supiera a dónde ir, atravesando matorrales y huyendo de cada sonido ajeno a mi
persona. Fue aquí cuando volví en mí y me di cuenta de que ya no podía seguir
corriendo, que mis piernas no daban para más y que mi alma solo pedía descansar.
Justo cuando escuché los gritos de aquellos terribles hombres, observé a la
distancia una cruz iluminada por focos y un pueblo tan cercano pero al mismo
tiempo tan lejano como el sol. En ese momento recordé el motivo de este último
viaje y antes de que algo más pasara, observé la cruz, pensé en mis amigos y
cerré los ojos deseando que ojalá no le hubiéramos hecho caso a ese viejo
hombre con su leyenda de deseos cumplidos y velas de cera.