viernes, 26 de febrero de 2021

La interseccion

La interseccion 




Solía amar el cómo se empañaban los vidrios de la ventana del auto cuando estaba con ella. El solo recuerdo de esas eróticas escenas hace revivir en mi piel esas caricias, pero al mismo tiempo se siente el hielo en mi corazón al recordar su ausencia. Esa ligera neblina que empaña la ventana me recuerda a todas las veces que mientras se acostaba en mi regazo escribía con sus dedos “¿Me seguirás amando al abrir la puerta?” Y yo mientras le sonreía le respondía “Siempre” todas y cada una de las veces que lo hacíamos en la intersección de la calle nueve.

Pero aquí estoy ahora, algo ebrio y con mas ganas de seguir viviendo que de seguir existiendo. El porqué realmente no lo puedo recordar sin sentir cómo el corazón se me hace pedazos nuevamente, ya que la muerte es una perra que viene sin avisar y se lleva lo que mas nos hace felices.

Hace tres meses la vida seguía siendo lo que por años conocí, despertaba con ella a mi lado, desayunábamos juntos, la dejaba en el trabajo, iba al mío para terminar en reuniones en donde pensaba más en su trasero que en lo que mi jefe o el traje de turno dijera para luego ir por ella, hacer ejercicio y echarnos una escapada a esta intersección antes de volver a casa. Todo era perfecto en nuestro pequeño mundo hasta que… un auto a toda velocidad la alcanzó durante el almuerzo. Ella estaba comiendo con sus compañeras de trabajo, se reían y quién sabe de quién estaban hablando en el momento cuando ella se acordó de su bolso, cruzaba la calle para ir por él cuando un maldito ebrio conducía a toda velocidad porque iba tarde al trabajo y… Ni ella vio a ese infeliz ni él alcanzo a frenar antes de llevársela por delante.



Eso fue hace tres meses, pero aún recuerdo esa llamada, el que apenas y pude reconocerla en la morgue del hospital. Aún recuerdo las flores que se pusieron en su ataúd. Siempre amó las lilas, por eso mismo se había tatuado una en la espalda… Cómo amaba besar ese tatuaje. Conforme pasaron las semanas acostumbré a estacionarme aquí de nuevo, aunque no estuviera conmigo, era el único lugar donde sentía una relativa paz. Hoy se cumplen tres meses y entre el dolor que sentía junto a las pocas ganas que tenía de seguir en ese departamento que cada noche me recuerda al tiempo que paso sin ella a mi lado siento menos ganas de levantarme y más deseos de dejarme deslizar por la locura.

El ron se volvió mi mejor amigo y aunque la botella esta casi vacía, sigue siendo mejor compañía que ese maldito terapeuta y sus estúpidas manchas de tinta que no me ayudan en nada. La neblina rodea el camino y empaña las ventanas del auto como en otros tiempos nosotros hacíamos. Es en ese momento donde mis dedos van al vidrio y dibujan ese “¿Me seguirás amando al abrir la puerta?” solo para torturarme antes de tomar otro trago. Cuando bajo la botella me asombro al ver cómo se termina de escribir un “siempreeee” alargado y que aunque se viera como escrito por el aire, yo conocía esa letra.

“Diana, ¿eres tú?” Pregunte aun sin saber que estaba pasando.

La ventana junto al asiento del copiloto comienza a escribir “Puede ser” que me recuerda a las veces que le preguntaba algo y me respondía con sus evasivas sólo para hacerme ir tras ella.

Es aquí cuando sentí una suave caricia que pasaba de mi cuello a mi nuca que aunque tenía un tacto tan familiar, también podía sentir unas uñas largas tras ese roce. El sentido de embriaguez me abandona y un calor llena mi ser, quiero más de ese calor y parte de mí sabe que no obtendré eso dentro de este auto.




Al salir de él la veo, siento que es ella pero al mismo tiempo veo que algo en sus ojos es diferente, ya no son claros como el cielo sino que se asemejan a una medianoche. Son negros, totalmente negros y entre su cabello puedo distinguir algo, algo que sobresale entre su ahora más larga cabellera oscura ¿Acaso son cuernos? No lo se, pero me sonríe, aunque sus ojos no sean los mismo que antes, esa sonrisa lo nubla todo. Veo como levantas tu mano hacia mí, me pide que vaya hacia ella y… ella se pierde en la neblina. Voy por ti.


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