viernes, 8 de febrero de 2019

La habitación



LA HABITACIÓN



A veces el tiempo vuela, sin darnos cuenta los días se vuelven semanas, las semanas se transforman en meses y cuando menos lo esperas, ya paso un año desde que tu vida se convirtió en un torbellino donde todos tus trastornos juegan y gritan en tu cabeza  mientras tu tratas de entender como terminaste aquí. Hoy estoy solo, con la luz apagada y como compañeras la paranoia y la locura que sigilosas vienen a mi habitación, acariciando mi desconsolada alma y mordiendo mi cuello mientras escucho el susurro de un "únete a nosotras" que me hace perder mis sentidos una vez mas, volviéndome parte de coreografías carnales que nunca pensé que me incluirían formando escenas que ni en mis mas perversas fantasías fui capaz de vislumbrar, volviendo tiras mis ropas de cordura y dignidad, llevándome a el placer que causa ese pequeño infierno el cual yo mismo he creado. Los latidos acelerados de mi corazón ya no me ayudan a entender si lo que siento es excitación o miedo, hoy en día para mi ambos se sienten igual, mis sentidos se agudizan primero para luego quedar entumidos y entorpecidos, mi piel se eriza ante cada contacto, mi respiración se vuelve rítmica y desenfrenada, el sudor pasa por mi espalda pero ya no se si es frió o calor lo que esta en mi carnal ser, si el calor de las acciones inconscientes que no se deben repetir o el frió del desapego y poco interés sobre lo que estoy haciendo y lo poco que me importan estas dos criaturas que cada noche me invaden sin tregua y que yo recibo con los brazos abiertos.



 Algo en mi ser crece cada vez mas hasta que ni yo puedo controlar lo que este demonio interno hace o dice, disfrutando al crear estas vanas coreografías que cada noche me acercan mas a la locura que todos poseemos en nuestro interior, pero que desconocemos hasta que ya es muy tarde detener su aparición por momentos, la vista se me nubla, las nuevas marcas en mi piel se sienten tan bien al estar tan frescas, los movimientos se vuelven erráticos, todo esta en el clímax del mejor y peor momento de mi vida, todo se siente tan irreal hasta que... Esta echo, una vez mas, mis compañeras se duermen y me dejan luchando nuevamente con el vació que poco a poco va creciendo en mi pecho arrojándome a la cara esas preguntas que como en tantas otras noches me corroen por dentro ¿Qué estas haciendo contigo? ¿Como terminaste aquí? ¿Porque sigues esta autodestrucción? ¿En serio estas bien con lo que haces? Y como en tantas otras noches, solo doy largas excusas que me ayudan a engañarme por otra noche. Excusas, esas malditas son las que me ayudaron a terminar aquí, en esta habitación en una ciudad que jamas creí que usaría como refugio.



Las horas restantes de la noche pasan lentas mientras el minutero me castiga con su sonido, no se que hacer a continuación, si seguir mirando hacia la nada desde la ventana o arrojarme por ella para así callar las voces que atormentan mi mente y no escuchar mas el intenso "tick tack" que me empuja a la locura. Todo es tan confuso ahora pero... Recuerdo que tengo mi anestesia a la mano, busco nuevamente esa carpeta llena de recuerdos que se han convertido en mi espada de doble filo, leo con paciencia esa carta que me dejo ella día de su partida, siento como el corazón esta por reventarse y salir de mi pecho, poco a poco todo vuelve a la normalidad, recuerdo que tu no estas aquí y que fui yo quien te dejo ir. Voy volviendo a mis sentidos poco a poco al tiempo que me deslizo entre las sabanas para al fin entregarme al reino de los sueños, paranoia y locura ya se encuentran envueltas con el velo de morfeo, apenas me acuesto entre ellas siento como ambas me abrazan y me transmiten el calor que da saber que pese a todo no estoy del todo solo, sino que al dormir siempre me acompañaran la maldita locura y la insoportable paranoia que mis trastornos nacientes deja en mi y que sin importar lo que suceda durante el día, ya que en la noche... Ellas me estarán esperando.

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