El lápiz y la luna
Siempre han
estado los lápices para disponerse al uso del hombre y la luna siempre ha
estado en el cielo para ver el ir y venir del hombre junto con sus acciones
pero este lápiz es especial, formado con la madera del sauce más viejo y sabio
que habito la tierra y relleno con pizarra que fue extraído por la mano de un
soñador. En fin, la travesía de este lápiz comienza cuando es entregado a su
primer dueño, un estudiante que dejaba sus deberes para hacerlos ya muy tarde
en la noche, aquí es donde el lápiz conoce a la luna, bella, deslumbrando y por
suerte la vio estando llena, el lápiz viendo su esplendo solo deseo una cosa,
ser usado para dibujar tan rara belleza.
Pero eso
jamás pasaba, puesto que siendo un lápiz especial, se punta jamás se rompía ni
se hacía más corta, pero pese a su gran capacidad solo era usada para tomar
apuntes en clase, escribir odas sobre el desprecio de estudiantes a su maestro
ingeniosos y filosos pese a tener fines poso gratos podía observar el lápiz y para
escribir números poco coherentes y de formas raras. Así vivió sus días hasta
que un afortunado dibujantes lo consiguió a cambio de una manzana, vaya trato
pensó el ya cansado lápiz. Fueron momentos felices para el lápiz, aunque este
artista dibujaba día y noche bellas obras, nunca dibujo ni a la luna, si a sus
amigas las estrellas, solo tuvo de consuelo que siempre al final del día, era
bañada por el tierno lumbre que esta le ofrecía por la ventana del
estudio.
fúnebre pero hermosa historia
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